¿Cómo armar tu 1er set de audio? Lo que nadie te dice pero todos…

Armar un set de audio

Como armar un set de audio

Una de las preguntas que más me hacen a diario es:
¿Cómo empiezo a armar un set de audio?

Y viene con distintos matices:
“Quiero volver a escuchar música como antes”,
“Quiero empezar desde cero, nunca tuve un equipo”,
“Quiero compartir esto con mis hijos”,
“Quiero reconectarme con el sonido real”.

La respuesta es siempre la misma:
Empezamos por los bafles.

Sí, los bafles mandan.
Lo que natura non da, Salamanca non presta.
Si un bafle no es bueno o no cubre el rango adecuado, no hay aparato, cápsula o amplificador que logre compensarlo. No hay magia posible. Un buen bafle es la base.

¿Por qué arrancar por los bafles?

Porque todo parte de ahí. Y para que la felicidad nunca llegue del todo, encima queremos que el equipo se vea lindo. Que tenga una forma determinada, que combine con el living, que sea estético.

Pero, ¡por Dios! ¡Eso es una trampa!
Lo lindo es subjetivo, y muchas veces responde a una estética de época. Pero si priorizamos eso, terminamos chocando contra la pared.

“Una vez me compré unos bafles Bang & Olufsen. Bellísimos. Qué espanto cómo sonaban. Una porquería.”

Por eso, nunca se empieza por lo estético.
Si vas a armar un set de audio, lo primero que tenés que hacer es escuchar. Si podés, con los ojos cerrados. Que el sentido que decida sea el oído. Lo visual vendrá después.

¿Dónde van esos bafles?

En tu habitación, en el living, en el espacio donde vayas a disfrutar de la música. Pero no lo pongas “más o menos por acá”, como si fuera un adorno. Porque si hacés eso, caés en otro error clásico:

“Me compré un sistema de audio espectacular, pero suena espantoso. ¿Por qué? Porque los bafles están en el techo.”

El ambiente importa. Y mucho.
Los graves, los agudos, la proyección del sonido… todo depende de dónde y cómo está ubicado el sistema.

Si tenés un ambiente chico, es preferible que los bafles también sean chicos. Porque si el parlante proyecta más de lo que el espacio permite, el sonido simplemente no entra en la habitación. No se escucha bien.

“Necesitamos estar cerca. Si el bafle proyecta muy lejos y la habitación es chica, hay que elegir uno más compacto. O tiramos la pared de casa… o ajustamos el bafle.”

¿Y si no podés venir a elegirlo en persona?

Vivimos en un país enorme, y hay mucha gente que no puede acercarse. En ese caso, elegimos nosotros el set ideal, pero lo hacemos en función de tu ambiente y tus necesidades. No al azar. Consideramos el espacio, la música que escuchás, tu estilo.

¿Qué música manejan mejor los bafles?

Los buenos bafles deberían poder reproducir casi cualquier tipo de música. Y digo casi, porque hay géneros muy específicos que requieren un tipo de construcción particular. Ahí entra el concepto mal usado de “buffer”.

“Esto es un tweeter. Esto es un full range. Por acá pasan todos los sonidos, salvo los que reproduce el tweeter, que sólo cubre los agudos. En un sistema de tres vías, sí podemos hablar de un buffer propiamente dicho.”

Pero insistimos: la música rara vez define qué bafle comprar. Lo que lo define es el espacio, el tipo de escucha, el volumen que necesitás.

¿Y la potencia?

Otra pregunta común es sobre la potencia.
Error: los bafles no se eligen por potencia, sino por sensibilidad (expresada en decibeles). Eso es lo que realmente va a determinar cuán bien se escuchan en tu ambiente.

“Para elegir bafles me fijo en mi habitación, en mi living, en el tamaño del ambiente. Y defino el tamaño del bafle y la imagen sonora que quiero tener.”

Si tengo una habitación chica, un bafle enorme probablemente sea un error. Proyecta tan lejos que el sonido se desarma. La relación entre fuente y escucha debe ser proporcional. El sonido tiene que encontrarte a vos, no vos ir a buscarlo.

¿Cuánto tengo que invertir?

La buena noticia: no hace falta una fortuna para armar un set de audio increíble en casa. No necesitás convertir tu living en una sala de grabación profesional. Y si alguna vez entraste en una, sabés que…

“Las cosas ahí no suenan como la vida real.”

Porque el verdadero desafío es juntar las dos puntas: el equipo técnico y el disfrute emocional. Que lo que escuches te mueva, te envuelva, te emocione. Y eso se consigue con criterio, no con presupuesto infinito.

¿Y después de los bafles?

Una vez que tenés definidos los bafles y el tipo de música que querés escuchar, ahí pasamos al sistema de amplificación. Pero eso… es otra historia.

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